domingo, 16 de mayo de 2010

Las drogas traspasan las paredes de las cárceles en EU

NUEVA YORK.- Richard Pillajo, empleado de una prisión estatal de la Florida, se pasó de sus funciones, según las autoridades que lo arrestaron el año pasado. Fue acusado de haber tratado de ingresar a escondidas cocaína, marihuana y pastillas de hidrocodona para los reos, a cambio de 2.500 dólares.


El incidente refleja una realidad de las cárceles de Estados Unidos, donde el ingenio de los reclusos, combinado con la complicidad de visitantes y empleados de los penales, ha hecho que el consumo de drogas se mantenga estable a pesar de los esfuerzos por combatirlo. La proliferación de teléfonos celulares ha complicado las cosas, ya que los reos los usan para arreglar los envíos de drogas.


"Las paredes de las prisiones ya no sirven para frenar el ingreso de drogas", expresó Terry Thornton, portavoz del servicio penal de California, que en 2009 confiscó unos 5.000 teléfonos celulares ingresados ilegalmente a las prisiones. La suma es tres veces la cifra de teléfonos incautados en 2007.


Todos los años se reportan unos mil "incidentes de drogas" en las cárceles de California, donde entre 2006 y 2008 fallecieron 44 reos por sobredosis.


La Florida puso en vigor medidas severas para combatir el contrabando de drogas en las prisiones, incluido el uso de perros que pueden detectar estupefacientes, detectores de metales por los que debe pasar todo el mundo, incluidos los empleados de los penales, y revisiones al azar del personal.


A pesar de estos esfuerzos, hubo 1.132 casos de análisis al azar que dieron positivo en el periodo 2008-2009, lo que representa el mismo porcentaje de 1,6% de 10 años atrás. En el último año fueron confiscados 2,8 kilogramos de marihuana y 92 gramos de cocaína, las mayores cantidades de la última década.


"La gente trata de contrabandear drogas todo el tiempo", manifestó Gretl Plessinger, vocera del Departamento Correccional de la Florida. "El objetivo es impedirlo, pero sería tonto decir que no sucede".


El uso de perros es responsable en buena medida de que hayan aumentado la confiscaciones de marihuana, pero hay tan sólo nueve equipos, que rotan entre 60 prisiones.


Las drogas llegan a los reos por distintas vías: familiares de los reclusos, el correo, personal corrupto y los propios presos, que las reciben de amigos que se las hacen llegar cuando participan en programas que les permiten trabajar fuera de las cárceles.


Josh Gelinas, del departamento correccional de Carolina del Sur, dijo que las técnicas para ingresar drogas cambiaron cuando se instalaron máquinas de rayos X y detectores de metales en todas las cárceles de máxima y mediana seguridad. Afirmó que ahora a veces tiran paquetitos con drogas por sobre los muros con lanzadores caseros y pistolas marcadoras de pintura, como las que se usan en juegos de guerra simulada.


"La imaginación y creatividad de la gente entre rejas es asombrosa", comentó Westley Clark, director del Centro para el Tratamiento del Abuso de Sustancias.


Los funcionarios de los penales dicen que el tráfico de drogas dentro de las prisiones es controlado por pandillas, que cobran precios altísimos por la mercancía. Tommy Johnson, subdirector del sistema de prisiones de Hawai, dice que en la cárcel la cocaína cuesta a veces 10 veces más que en la calle.


"Lo que a veces parece una revuelta de presos no obedece necesariamente a que dos pandillas rivales se enfrascaron en una batalla sino que es consecuencia de una negocio arruinado", afirma Mike Ruff, agente especial del departamento correccional. "Todas las pandillas participan activamente en el negocio de las drogas", agregó.


Ruff mencionó algunos de los métodos preferidos para contrabandear drogas: una esposa o novia se la pasa a su compañero en un beso apasionado o vienen escondidas en documentos legales, que supuestamente no pueden ser inspeccionados.


En Pensilvania, donde alguna vez el 6% de los análisis en busca de drogas daban positivo, se instituyó un exitoso programa mediante el uso de perros detectores de drogas, máquinas de rayos X en las salas de correo, revisiones de reos y empleados y la pérdida del derecho a visitas si alguien incurre en una infracción. Hoy casi no se registran positivos, según la vocera del departamento Susan McNaughton.


Otros estados, incluido California, están observando los métodos de Pensilvania y podrían adoptarlos pronto.


En muchos centros de detención los empleados deben pasar por detectores de metales y sus pertenencias son revisadas por máquinas de rayos X.


Bryan Lowry, presidente de un sindicato que representa guardianes de prisiones, el Council of Prison Locals 33, dice que abundan los empleados corruptos que encuentran la forma de ingresar drogas.


"Hay muchos presos muy manipuladores: son gente que no terminó aquí 'por ir a misa los domingos' y que tiene dinero", expresó. "Muchos empleados caen en la trampa".


Garnett Wilson, un ex preso que ahora aconseja a ex reclusos en la Fortune Society de Nueva York, dice que el 80% de la gente que va a parar a la cárcel en el estado de Nueva York es adicta a las drogas o el alcohol y que personas que no consumían drogas afuera empiezan a hacerlo adentro "para lidiar con el stress" de la vida en prisión.

Fuente: Periodico El Mexicano

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