jueves, 20 de mayo de 2010
Origen de Sismos
Sobre el orígen de los temblores
Desde la aparición del hombre, éste ha experimentado la ocurrencia de sismos (temblores) y en consecuencia se ha cuestionado por qué suceden estos fenómenos. Este cuestionamiento prevalece incluso en la actualidad, pues no es nada fácil demostrar con una sola teoría el orígen de los sismos.
Lo anterior evidencía que la sismología como ciencia( o estudios empíricos) es tan antigua como la humanidad misma. Lo mismo se podría decir de otras ciencias que se dedican al estudio de otros fenómenos naturales( meteorología, vulcanología, etc...)
El tratamiento de los temblores se remonta desde la antigüedad hasta la época helénica, aunque con un enfoque mítico. Obviamente en las regiones en que los embates de los temblores eran más frecuentes fué donde proliferaron este tipo de explicaciones. Por ejemplo, las leyendas japonesas mencionan la existencia de un gran pez dentro de la tierra que es el que produce con sus movimientos los terremotos. En ciertas regiones de Siberia se refieren a un dios que viaja con su trineo bajo la superficie y provoca así los terremotos. Los maories( Nueva Zelanda) creían que un dios( Raunoko) enterrado en vida accidentalmente por su madre, la tierra, gruñía y causaba terremotos. Por su parte, los aztecas pensaban que la vida humana se extinguía periódicamente a causa de diferentes calamidades, al fin de cada era llamada sol. El quinto sol, el actual, cuyo signo era nahui ollin, que significa cuarto movimiento (ollin significa movimiento, terremoto), debería de terminar a causa de un terremoto.
Los filósofos griegos fueron los primeros en asignar causas naturales( no míticas) a los terremotos. La alta incidencia de terremotos en la región griega hace que muchos de ellos dediquen tratados enteros al estudio de este fenómeno. Desde ese entonces habían ya identificado patrones de ocurrencia( más frecuentes a lo largo de la costa que tierra adentro) y postulaban las probables explicaciones del mecanismo de los temblores; por ejemplo, la existencia de vientos subterráneos que activaron materiales combustibles debajo de la tierra( relación de la actividad sísmica con la volcánica). Otros ejemplos fueron: lluvias excesivas, sequías prolongadas, y descargas eléctricas, entre otras.
Conforme la práctica de la escritura proliferó, el hombre empezó a documentar y describir los temblores severos. El registro más antiguo del que se tienen antecedentes, corresponde a registros chinos que datan de aproximandamente 3,000 años ( año 1800 A.C.). En este catálogo se han documentado confiablemente temblores moderados y grandes desde el año 780 A.C., hasta el presente. En Japón, el catálogo de temblores destructivos no es tan antiguo, pero puede considerarse completo a partir del año 1600 D.C., y un poco menos confiable para años atrás, aproximadamente del año 416 D.C. En México el antecedente más antiguo que se tiene data del año 1460, aunque se considera un tanto incompleto. A partir del año 1603 se tiene una documentación más completa, pero aún así no es del todo confiable.
Los catálogos históricos como los antes mencionados son de crucial importancia para un mejor entendimiento de la relación entre los temblores y los rasgos geológicos de nuestro planeta, así como para asignar el peligro sísmico a obras de ingeniería.
El efecto de los sismos en las construcciones.
El efecto de los sismos sobre las estructuras depende principalmente de las características dinámicas tanto de la estructura como del movimiento. El problema es sumamente complejo, pues las características dinámicas del movimiento son variables tanto durante un mismo temblor, como de uno a otro temblor, dependiendo de la distancia epicentral, profundidad focal y magnitud del sismo, así como del tipo de terreno en que estén desplantadas las estructuras.
Las características de interés del movimiento son la duración, la amplitud y la frecuencia; la amplitud se refiere a los máximos valores que se alcanzan durante el sismo, ya sean de desplazamiento, velocidad o aceleración del suelo; y la frecuencia, al número de ciclos de oscilación del movimiento por unidad de tiempo. En general, en terrenos firmes la frecuencia es más alta que en terrenos blandos, lo que indica que el número de ciclos de oscilación del terreno por unidad de tiempo es mayor, y se siente el movimiento mucho más violento y rápido que en los terrenos blandos, donde es más lento; los desplazamientos y la duración total suelen ser mucho mayores en el terreno blando.
Es probada la importancia que en la industria de la construcción tiene le conocer la respuesta del terreno ante solicitaciones sísmicas, que desde el punto de vista de los ingenieros civiles corresponde a trabajar a escala de suelos ( profundidades máximas de 50 a 100m).
Las variaciones de las características de la señal sísmica en los últimos 50 o 100m, se ha observado, son significativas en suelos con contrastes altos de impedancia acústica o en suelos blandos.
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