jueves, 27 de mayo de 2010
Investigaciones avanzan para erradicar la inhibición sexual en las mujeres
BALANCE — Aleida tiene 40 años y trabaja como ejecutiva de relaciones públicas desde hace 15; ha estado casada por una década y no tiene hijos por decisión de los dos. En sus palabras, “es feliz en casi todo; con una carrera que me gusta mucho y con un marido maravilloso, pero mi vida sexual es un desastre”.
Desde hace un un año, Virginia no tiene deseo sexual: “Mi esposo se me acerca. Sé que lo amo, pero no pasa nada. No me ‘enciendo’ y termino fingiendo para que no crea que dejé de quererlo. Es terrible”.
Mujeres desapasionadas
“El trastorno del deseo hipoactivo es una de las tres disfunciones de la vida erótica más comunes entre las mujeres mexicanas”, explicó el Dr. David Barrios Martínez, sexólogo clínico y psicoterapeuta sexual de Caleidoscopia AC y expresidente de la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología (FEMESS).
Estas disfunciones no son enfermedades sino síndromes: “un conjunto de síntomas que se presentan con independencia de su causa y que se manifiestan de manera recurrente, persistente y causan malestar en quien los padece”, precisa el Dr. Eusebio Rubio, fundador de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A. C. (AMSSAC) y ex presidente de la Asociación Mundial para la Salud Sexual.
El trastorno de deseo hipoactivo “es la atenuación de las ganas eróticas que se traduce en la reducción de la disposición para emprender encuentro sexuales”, detalla el Dr. Barrios.
El estudio PRESIDE, realizado con el patrocinio de la industria farmacéutica en Estados Unidos en 2006 y que incluyó a 31,000 mujeres mayores de 18 años, encontró que aproximadamente una de cada 10 reportó bajo deseo con malestar asociado.
Detrás de la apatía sexual
Según el Dr. Barrios, "la mayoría de los casos de deseo hipoactivo tienen que ver con problemas con la dinámica de pareja, autonegación del derecho al placer y roles de género estereotipados que asocian la posibilidad del goce erótico a lo malo, sucio, degradante o pecaminoso”.
A veces, también se debe a factores orgánicos como diabetes mellitus, hipertensión, bajos niveles hormonales y el uso de fármacos como los tranquilizantes y antidepresivos.
“Aunque existe un porcentaje de mujeres que sin ninguno de esos factores, se encuentra con que no siente las mismas ganas de siempre y eso les causa angustia, sorpresa y preocupación”, confirma el Dr. Rubio.
En la mayoría de las pacientes, la psicoterapia individual o en pareja, resuelve el problema. Si tiene un elemento orgánico, se trata primero ese factor para después abordar el tema del deseo hipoactivo.
“Pero hasta ahora no había nada para ese 10% de mujeres que pasaban por deseo hipoactivo sin causa aparente”, añade el Dr. Rubio. Para ellas será flibanserina, una molécula que estaba siendo investigada como antidepresivo por los laboratorios alemanes Boehringer Ingelheim, y que casualmente “reencendió” la pasión de un grupo de mujeres que participaban en el protocolo de investigación de la sustancia.
No es un Viagra femenino
La pastilla funcionará cambiando el desbalance de neurotransmisores –los mensajeros de la actividad neuronal- que trastocan el deseo: el exceso de serotonina inhibe el ciclo de respuesta sexual; mientras que la presencia de dopamina y noradrenalina, prenden el fuego. Parece que flibanserina modula estos neurotransmisores en áreas selectivas del cerebro y restaura el equilibrio neuroquímico. Resultado: las mujeres recobran su deseo de intimidad.
“Lo que hay que evitar es que sea usado como un afrodisiaco en aquellas mujeres que han perdido el deseo por razones como el maltrato, los prejuicios religiosos o morales, una baja autoestima o experiencias de abuso sexual. En esos casos, se requiere el trabajo fino de la psicoterapia”, establece el Dr. Barrios.
Mientras llega, Aleida opina que no estaría mal probar la pastilla: “Si con eso salvo mi relación, estoy dispuesta”.
En tanto, flibanserina está siendo revisada en estos momentos por la FDA, la agencia encargada de analizar cada nuevo fármaco que sale en el mercado estadounidense y que también es una autoridad a nivel internacional.
No, no es el Viagra rosa, porque la sexualidad de las mujeres es más que hidráulica. Pero será un avance en la compresión biológica del erotismo femenino, una materia tan compleja como ellas mismas.
Fuente:CNN Mexico
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